Por con aire de campo
En una tarde donde el sol hacía sentirnos en el mismísimo infierno, Aristi – Borsalino concretó el último del año, con un calor muy expresivo que no solo fue climatológico, sino también de las manos que fueron en busca de lo embretado en la tarde de este martes 30 de octubre, donde por momento todo parecía valer lo mismo.
Pasaditas las 15, la gente se fue arrimando a los corrales, y con los corajudos al sol y el resto del lados de las platas, Juan Borsalino dio la bienvenida para que acto seguido el martillo de Luis Biaus comenzara a sonar. Lindos lotes de consumo en el arranque comenzaban a mostrar los primeros grados de un termómetro que con el correr de los corrales irían aumentando.
La vaca gorda mostró una firmeza notable, como se viene dando, y ante un ingreso moderado en el MAG, la Rural mercedina fue una linda plaza para que los operadores se arrimaran, y con una puja constante, los precios se mantuvieran firmes y elevados. La continuidad de la manufactura y conserva no sufrieron demasiados cambios, al contrario, básicamente se fue vendiendo todo al mismo precio, mostrando que la necesidad estaba, lo mismo que las que salieron con destino campo.
Algunos toros, entre mezclados con las vacas, completaron lo que estaba encerrado a la balanza, y arribado al último corral de la fila llegaba el momento de dar la vuelta y comenzar con la invernada. Sin cantidad, pero con calidad y firmeza, los machos fueron elegidos por los de siempre que están en el barrio, y ayudados por el buen plazo, los precios terminaron muy firmes para la época del año, donde estas categorías no abundan y las ganas de comprar están latentes.
Las hembras no se salieron de la tónica de sus antecesores, y con el mismo interés y financiamiento, fueron saliendo corral a corral con la firmeza y agilidad que le imprimía el martillero. Segunda parte de la venta culminada y el calor que no aflojaba y si te descuidabas el tridente del barbudo de rojo te tocaba la espalda.
“No hay vacas con cría y acá las tenemos a todas juntas”, dijo Juan Borsalino ante de inaugurar la última instancia de la venta. Es que los corrales de paridas nuevas, medio uso y usadas ocuparon gran parte de la feria, y ante la incertidumbre de lo que podía llegar a ocurrir, las manos se levantaron rápidamente, y con plazo más largo y alguna compra de contado, no quedó cabeza sin colocar en el último del año para el binomio mercedino.
La temperatura nunca bajó, la tierra siempre voló y la falta de sombra en el callejón donde va la camioneta hizo que la feria fuera el mismísimo infierno, y salvo Satanás, estuvieron los fieles de siempre que no quisieron ausentarse en el cierre de este 2024. Buenos promedios en encierre, valores firmes en cada una de las ventas, y el compromiso de seguir dándole a Mercedes una plaza para los negocios ganaderos, son la motivación constante para que en febrero 2025 el martillo comience a sonar de la mano de Aristi-Borsalino.
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