El pasado jueves 16 de enero se publicó en la página oficial de la Arquidiócesis de Mercedes – Luján, concretamente del área de Cancillería, un comunicado mediante el cual se comunicó que luego de realizarse un proceso hacia Alejandro Rodolfo Gwerder (se infiere una investigación propia de la institución), “incardinado en esta Arquidiócesis por delitos contra la obediencia, la comunión y las obligaciones inherentes al ministerio sacerdotal, el Dicasterio para el Clero aplicó la pena de la dimisión del estado clerical a dicho presbítero”.
Aclara la comunicación de la cancillería arquidiocesana, que con esta sanción el mencionado sacerdote, no puede ejercer como tal, ni predicar la homilía, ni desempeñar tareas eclesiásticas. El escueto comunicado concluye diciendo, “roguemos al Señor y a su madre que en este tiempo importante de la vida de nuestro hermano Alejandro, lo cuiden con su amor y ternura”. Es oportuno mencionar que el Dicasterio para el Clero depende de la Santa Sede.
El Padre Gwerder fue conocido a nivel nacional hace más de 15 años, cuando se produjo una situación en un colegio católico de Junín (Padre Respuela) que generó un escándalo de importantes dimensiones. Hubo amenazas de muerte, profesores y padres con custodia policial, e intervención de la Justicia. «Volvieron las amenazas y los docentes están nuevamente con custodia policial. Ya se libró un oficio para realizar las escuchas telefónicas, porque así lo autorizó la jueza de Garantías… Esto no es un juego de niños, de eso estamos convencidos», decía el fiscal Alberto Arostegui del Departamento Judicial de Junín a medios nacionales
Medios de difusión de alcance nacional afirmaban por entonces que la Justicia se inclinaba en aquellos momentos por la hipótesis de que una suerte de «secta religiosa» habría enviado las amenazas, de manera telefónica y por carta, presuntamente porque los docentes (en un principio eran nueve los afectados) “no se ciñen a una educación católica ortodoxa”.
El conflicto se descomprimió con la renuncia a su cargo del párroco Alejandro Gwerder, cuestionado y sospechado por padres, maestros y alumnos de «rodearse de gente rayana con lo sectario», dijeron por entonces a LA NACION algunos de los amenazados. En su lugar, quien era titular de la Arquidiócesis de aquel momento, monseñor Di Monte, designó al padre Carlos Olguín quien era vicario judicial de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, en su reemplazo.
«Tené conducta porque si no a vos y a tu hijo los vamos a matar», era el tenor de las amenazas recibidas por entonces. Una de esas profesoras era Mónica Rionda, quien confesaba en los medios locales que temía por su vida, máxime cuando por esos días encapuchados rompieron vidrios de la escuela.
El propio fiscal contaba por aquellos días que Rionda estaba dictando una clase de prevención del SIDA cuando el entonces asesor legal del colegio, el párroco Alejandro Gwerder, irrumpió en el aula y la suspendió. También otras docentes dijeron haber recibido sus llamados de atención, siempre en relación a clases sobre educación sexual.
Tras su salida de Junín, el sacerdote tuvo nueva misión sacerdotal en la localidad de Rawson, partido de Chacabuco, hasta el año 2021, ya con monseñor Scheinig como arzobispo. Precisamente en agosto de ese año, el sacerdote solicitó al titular de la Arquidiócesis un año sabático por su estado de salud y cansancio, hecho que fue concedido. Alejandro Gwerder nació en el año 1962 y fue ordenado sacerdote en 1996.
El comunicado es concreto sobre la determinación, pero no abunda en detalles sobre las razones por las cuales el Dicasterio del Clero, le aplica esta dura sanción.