“Con fe compartimos la noticia que da cuenta que fue entregada la causa del Negrito Manuel al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos”. Así lo hizo saber la Arquidiócesis de Mercedes – Luján, en un reciente comunicado de prensa.
“Con profunda alegría y gratitud, nuestro padre obispo Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes – Luján, visitó el Dicasterio para las Causas de los Santos, donde reunido con su prefecto, cardenal Marcello Semeraro, entregó las cajas lacradas que contienen la documentación recabada luego de un extenso tiempo de trabajo e investigación en nuestra Iglesia arquidiocesana sobre el testimonio de Fe del Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, nuestro querido «Negro Manuel»”, agrega la información suministrada por el Arzobispado.
“Rezamos a la Santísima Virgen de Luján por la fecundidad de este proceso”, concluye la escueta referencia comunicacional.
Días antes de esta confirmación, la Iglesia arquidiocesana de Mercedes-Luján, anunciaba que el pasado sábado 23 de noviembre se había llevado a cabo la ceremonia de clausura que reunió la documentación tendiente a la presentación que realizaría el arzobispo Jorge Eduardo Scheinig ante el Dicasterio de las Causas de los Santos sobre el Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, conocido popular y cristianamente como el “Negro Manuel”.
De este modo, en la sede arzobispal, coordinado por nuestro padre obispo Jorge Eduardo, se realizó este importante acto que reunió a todos los que integraron el proceso que establece el Dicasterio para las Causas de los Santos a fin de demostrar que el Siervo de Dios ha mostrado en vida, particulares virtudes heroicas. La intención de esta presentación tiene como hito la posibilidad de que el “Negrito Manuel”, servidor de la Virgen de Luján, sea en primera instancia, distinguido Venerable.
La dinámica de la reunión estableció el espacio mediante el cual se lacraron las cajas que contienen la documentación y que fueron entregadas al Dicasterio para su estudio siendo portador el mismo arzobispo; “comprendió un momento en que los actuantes juraron ante los Santos Evangelios haber cumplido sus funciones de manera correcta. Seguidamente, se procedió a la firma de las distintas fojas a través de las cuales se confirmó la clausura del procedimiento previo a la presentación, tal lo establece el debido proceso dado por el Derecho Canónico”, señalaron.
El encuentro, que contó también con la asistencia del obispo auxiliar Mauricio Landra; acompañado por el padre Lucas Figueroa y Daniel Guerra, vicarios generales, miembros de la Curia Arquidiocesana, entre otras personas presentes, ofreció por parte de todos los presentes una invocación al Espíritu, un canto litúrgico interpretado por seminaristas de esta Arquidiócesis y un canto final a la Santísima Virgen María.
La historia de un esclavo que cuidó a la Virgen de Luján
En el portal argentina.gob.ar se ofrecen detalles sobre la reseña histórica del conocido popularmente como el Negrito Manuel. Dice el escrito que la Virgen de Luján es la patrona de la Argentina y que, en 1630, dos imágenes de la Purísima Concepción de María, traídas desde Brasil, llegaron al puerto de Buenos Aires y desde allí emprendieron viaje a Santiago del Estero. En el camino, las carretas que las transportaban detuvieron su marcha a orillas del Río Luján. Pese a los intentos de los bueyes, estos no consiguieron mover las carretas que habían quedado inmovilizadas. Los transportistas se dieron cuentas que al quitar una de las imágenes de la Virgen de la carreta, esta se movía.
Por este motivo, la pequeña imagen de 38 centímetros, de terracota pintada, allí se quedó y se convirtió en la Virgen de Luján, casi a 200 años de iniciarse la creación del Estado argentino. En ese entonces, el negro Manuel era propiedad de Bernabé González Filiano, administrador de la estancia a orillas del Río Luján donde ocurrió el milagro, y este lo encomendó el cuidado de la imagen.
Desde hace algunos años que la figura de Manuel Costa de los Ríos comenzó a hacerse más visible. Si bien las y los fieles a la Virgen de Luján lo conocen y lo veneran, su historia ha trascendido las fronteras y llegado hasta Roma. “Estos creyentes, junto a sacerdotes, laicos y organizaciones de afrodescendientes han iniciado las gestiones para lograr la beatificación del primer esclavo de Argentina. Según la agencia Télam, en el Vaticano la causa de canonización de Manuel está en manos del cardenal Ángelo Amato, responsable de la Congregación para las Causas de los Santos y debe remitir al Papa Francisco la iniciativa”, señala el portal oficial.
Las investigaciones de monseñor Juan Guillermo Durán, actual postulador de la causa de canonización de Manuel, cuentan que llegó al Río de la Plata como parte de un lote de esclavos africanos proveniente de Pernambuco, Brasil, para ser comercializado en Buenos Aires. Había nacido y se había criado en las islas de Cabo Verde, siendo bautizado de niño, agregándosele al nombre cristiano de Manuel.
Su primer amo fue el capitán que lo trajo, Andrea Juan, y luego pasó a ser propiedad del comerciante y militar Bernabé González Filiano, quien era el administrador de la estancia a orillas del Río Luján donde ocurrió el milagro. Bernabé encomendó al negro Manuel cuidar la imagen de la Virgen guardada en la estancia. Años más tarde, sus herederos terminaron por vender a Manuel para que se convierta en propiedad exclusiva de la Virgen de Luján.
En una pequeña capilla de barro y paja, Manuel recibía a los creyentes que se acercaban a venerar la imagen y ungía a los enfermos con el sebo de las velas para curar sus males. Cuando la estancia y la capilla cayeron en abandono, doña Ana de Matos pidió la imagen para llevarla a sus tierras, donde actualmente se levanta la Basílica de Luján, y pagó 250 pesos por Manuel para que continuara cuidando de la Virgen. Manuel lo hizo hasta 1686 en que falleció, motivo por el cual él siempre se consideró “Ser de la Virgen nomás”, invocándola constantemente como su “Ama” y “Señora”.
Cronistas de la época, como Pedro Nolasco, lo describieron como “vestido de un saco a raíz de las carnes y con la barba muy crecida”. Y Oliver‒Maqueda contó que “ayudó no poco a la prosecución de la obra de la capilla, y después continuó en servicio de la gran Señora hasta una ancianidad avanzada. Hallándose en la última enfermedad, dijo un día que su ama le había revelado que había de morir el viernes y que el sábado siguiente lo llevaría a la gloria». Tal como se lo anticipó la Virgen, la muerte de Manuel sucedió ese sábado. Sus restos reposan bajo el altar mayor a los pies de la imagen de la Virgen, en la capilla de Pedro de Montalvo, levantada a tan solo unos cien metros de la actual Basílica de Luján.