“Lo viejo funciona Juan”, le dijo el Tano Favalli al protagonista de la aclamada serie que mira el mundo: El Eternauta. La frase que se acuña entre otras tantas nos llena de nostalgia y hasta nos invita e interpela a reflexionar. Estas reflexiones surgen nada más y nada menos que en la semana donde este semanario, Protagonistas, cumple 35 años de vida.
Para una empresa periodística tres décadas y media no parecen demasiado tiempo, aunque sí representan un largo camino en la vida de una persona. La cuestión es que ese lapso tiene una elevada significancia en la vida de quienes hacemos este producto cada semana.
“Lo viejo funciona…”. Lo que primero nos preguntamos es si somos lo viejo. La respuesta se balancea entre un si y un no. Movimientos pendulares que tiene la propia existencia. Tal vez podamos ser lo viejo porque hace ya tiempo que convivimos en la comunidad mercedina, pero nos resistimos a encasillarnos allí porque nos hemos ido renovando con el correr del tiempo.
Somos conscientes de los procesos tecnológicos y hemos ido teniendo adaptaciones en el transitar cotidiano. Veamos. En 1990 nuestros talleres, aquellos donde se imprimían los primeros ejemplares tenían en el aire mucho plomo. Las artes gráficas eran parte del paisaje. Años después, a las puertas del nuevo milenio aparecían otros sistemas que reemplazaron aquello que era vetusto. Nueva sede, nuevos talleres, nueva imagen. Faltaba un toque cromático y mejores diseños. Todo ello acompañado de inversiones.
Es decir, fuimos cumpliendo años, pero no envejeciendo. Intentando estar siempre actuales. Como solemos decir, nunca el viaje ha sido solitario, siempre han existido compañías que nos permitieron avanzar sin detenernos hasta llegar a los tiempos actuales manteniendo un importante número de seguidores y marcando un tiempo en la historia del periodismo de la región.
Cuando otros mutaron, desaparecieron, se perdieron en el camino, nosotros resistimos. Funcionamos. No por ser viejos, sino por ser resilientes. Como Juan Salvo tal vez. Como lo hace Ricardo Darín en el personaje de la miniserie. Creando el traje adecuado para enfrentar la adversidad. Buscando socios en la supervivencia. Haciendo una pausa cuando era necesaria e intentando reinvenciones que terminaron por protegernos.
Después de 35 años podemos seguir contando nuestra historia. Con varias temporadas a cuesta y sin sacarle el cuerpo a los nubarrones que pudieran posarse en nuestro cielo. Tal vez no sea el mejor momento para grandes festejos, pero sí es una fecha en la cual podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, del esfuerzo muchas veces compartido, de tener esa máscara preparada para usarla cuando sea necesario sin demasiado alarde.
Quisimos ser Protagonistas y lo conseguimos. Queremos ser Protagonistas y lo estamos logrando después de 35 años en todos los contextos que nos ha presentado nuestra Argentina. Tal vez entonces sí… Tal vez entonces en tiempos de inteligencia artificial una edición semanal de papel sea lo viejo. Será pues que el Tano Favalli quizás tenía razón. Lo viejo funciona… Y vaya sí estamos orgullosos que así sea.