El ingeniero Guillermo Blanco, quien es especialista en Higiene y Seguridad Laboral en la Industria de la Construcción de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, celebró la decisión de la asociación de fabricantes de cemento de llevar el peso de las bolsas del mencionado material, de 50 a 25 kilos.
“Los nuevos envases permiten una mejor manipulación, ayudan a reducir lesiones laborales y minimizan descartes en obras de pequeña escala, que son las principales consumidoras de este formato”, destacaron desde la entidad que agrupa a los productores.
El ingeniero Blanco coincide en que con bolsas más chicas, hay más seguridad y menos desperdicios. “El reemplazo de las bolsas de cemento de 50 kilos por presentaciones de 25 kilos, representa un avance integral en la industria de la construcción, con beneficios claros en materia de seguridad laboral, higiene, eficiencia operativa y economía de obra”, añade.
Entre los beneficios que resalta el profesional mercedino aparecen: Reducción del riesgo de lesiones músculo-esqueléticas dado que manipular bolsas de 50 Kg excede los valores recomendados por la legislación laboral vigente y normas internacionales. “El peso excesivo es responsable de frecuentes lesiones de columna, hernias, desgarros y otros trastornos osteomusculares”.
Otro aspecto que destaca es la mejora ergonómica y operativa. El peso de 25 Kg permite que una persona pueda manipular la bolsa sin asistencia adicional ni medios mecánicos, lo que facilita la logística interna, la carga en altura y el trabajo en espacios reducidos. Se disminuye el riesgo de accidentes por malas posturas, sobreesfuerzos y pérdida de control de carga.
Aporte a la inclusión y seguridad. “Esta medida democratiza el acceso a las tareas operativas, permitiendo que más personas, incluidas mujeres y trabajadores de menor contextura física, puedan realizar tareas de acarreo sin exponerse a riesgos físicos”, advierte.
Además, considera que significa una mejora en logística y almacenamiento. Las bolsas más pequeñas son más estables y fáciles de apilar, reduciendo el riesgo de colapsos en el acopio y facilitando el orden en obra. También mejora el control de stock y la manipulación en sectores con condiciones difíciles (pisos irregulares, andamios, obras en altura).
Finalmente remarca que beneficia la economía de obra por la reducción del desperdicio por vencimiento. “El cemento tiene fecha de vencimiento, y una vez endurecido por la humedad o el tiempo pierde sus propiedades y se convierte en residuo”, comenta. Las bolsas de 50 Kg muchas veces se utilizan parcialmente, quedando restos mal cerrados o almacenados que terminan inutilizados. Con bolsas de 25 Kg es más fácil ajustar la cantidad a las necesidades reales de cada jornada, evitando aperturas innecesarias y optimizando el uso del material.
Esto se traduce en una reducción del desperdicio y un ahorro económico directo, especialmente en obras medianas y pequeñas o con cronogramas irregulares.
Concluye Blanco en que la transición a bolsas de 25 Kg no es solo una cuestión de comodidad, sino una decisión estratégica de prevención, eficiencia y sustentabilidad.