El pasado 24 de junio, coincidentemente al cumplirse 90 años del trágico accidente en el que perdió la vida Carlos Gardel, dio inicio el Festival de Tango, en la que es considerada como la segunda capital tanguera en el mundo.

Fue en 1935, cuando nuestro “zorzal criollo” y su comitiva (Le Pera, un par de músicos y asistentes) y una decena de otras personas, fallecieron al impactar su avión contra otro, cuando el piloto realizaba la maniobra de despegue, en el aeródromo Olaya Herrera de Medellín, donde la aeronave había parado en una escala técnica para reponer combustible.

Gardel iba desde Bogotá a Cali para cumplir con presentaciones y se truncó su vida y carrera artística, que ya gozaba de fama internacional.

La Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín realiza anualmente este encuentro, cerca de la fecha de la luctuosa efeméride.

En el instante mismo de su partida, nacía su mito. Fue el más grande cantor de todos los tiempos, ícono universal de nuestra música ciudadana, único e irrepetible y se dice que el “morocho del Abasto” cada día canta mejor.

En el hall del aeropuerto nacional Olaya Herrera -que perpetúa el nombre de un ex presidente Colombiano-, se realizó un concierto de gala, en el lanzamiento de la flamante edición, donde brillaron músicos argentinos y locales, en una conjunción maravillosa que deleitó a los presentes y se transmitió en directo por la TV Pública de Argentina.

La emisora nacional puso al aire un programa especial en el cual Marcelo Iribarne, conductor suipachense y del ciclo “Festival País”, hizo una presentación en el escenario principal y una cobertura durante la jornada.

Asimismo cumplió su sueño de tocar la pista donde murió Gardel, cuando ingresó con un selecto grupo de organizadores, autoridades consulares e invitados especiales, para un homenaje, cerca de las 15.00, hora en que se producía el siniestro, nueve décadas atrás.