No hubo audios, aunque si muchas señales. No hubo causa judicial, aunque tranquilamente podría haberse abierto una investigación. No sucedió. Los recientes hechos acontecidos en la agencia nacional de discapacidad se sumaron a otros episodios que pusieron en jaque la “pureza” con que se quiere mostrar al Gobierno de Javier Milei.
Alguna vez, un dirigente libertario local, expresaba en sus círculos íntimos que era su intención conformar un espacio político en el que no haya “impresentables” ni oportunistas que solo se involucren en la vida interna de un partido para sacar provecho individual. Ese noble objetivo, lamentablemente, se torna de difícil logro. El tiempo transcurrió y tal vez hoy ese dirigente tenga la confirmación que sus intenciones eran demasiado ambiciosas.
En Mercedes dijimos, hubo muchas señales y no precisamente con el tema discapacidad, sino con el modo en que se sucedieron los hechos en la región del PAMI. No hay documentos ni pruebas que confirmen un entramado de corrupción, aunque si miramos con detenimiento los hechos acontecidos podremos encontrar muchos mensajes entre líneas.
A comienzos de este 2025 hubo dos salidas extrañas del instituto: una del jefe regional de Luján, de apellido Carnevale y la otra de la titular de la agencia local, Silvia Di Leo. No quiere decir esto que sean casos análogos, por el contrario, tal vez sean totalmente opuestos. Aunque poco se haya dicho al respecto.
Lo del concejal de Luján, Pablo Carnevale, transcurrió sin más que una resolución administrativa para alejarse del PAMI y conservó su banca. Para estas elecciones decidió romper con el “armado” de la Primera Sección y enfrenta a la estructura libertaria con Unión Liberal. “Palito”, como se lo conoce en el ambiente político, hizo públicas sus quejas y descontento con el modo en que decidieron la conformación de la lista de LLA en territorio lujanense. Aunque nunca ofreció declaraciones sobre su desvinculación del PAMI.
Diferente fue lo de Di Leo, quien disparó dardos a montones, y pocos los recogieron. Como ya hemos dicho, a la concejal que también consiguió continuar en su banca, no le permitieron pegar el portazo, sino que le dejaron en claro que la querían echar. Le marcaron la cancha. Pero prefirió no guardar silencio y amplificó situaciones que en cualquier otro contexto hubiesen terminado en un escandalo institucional. Se habrá pensado que el tiempo borra todo y una cosa tapa la otra.
En una reciente expresión de la propia Di Leo sobre los hechos en la ANDIS se pueden advertir más cuestiones que van de la mano con estos hechos ocurridos en el mes de marzo. La concejal afirma que en la era del kirchnerismo “cada vez que se hacía público un delito de algún o algunos funcionarios, los mismos del poder movían los hilos de la Justicia para que no pase nada y en el mejor de los casos, las causas se cajoneen”.
Admite que gente corrupta e inmoral “hay y habrá siempre en todos lados. Lo bueno es que, con este gobierno, tarde o temprano los corruptos van a caer, independientemente que sean propios o ajenos. Esto nos habla de una forma sana de hacer política. Sabemos que sin pruebas concretas no se puede ir a la Justicia. Pero ante la duda hay que decirlo. Aunque nos cueste que nos corran del armado…”, escribió en sus redes. Agregó que sentía orgullo del grupo de gente que acompañaba a Mauricio (Pollacchi) y a ella, “y en la conciencia de algunos pesará el haberse asociado a los de dudosa moral, a sabiendas quiénes son. Eso habla mucho de la moral de cada quien”, remarcó.
Leyó bien amigo lector. Lo dice sin titubeos la concejal. Cuando existen manejos extraños y posiblemente espurios, decirlo puede tener costos altos. Y no es una apreciación periodística, sino una afirmación de la propia dirigente que admite que la corrieron del armado por no callar.
A riesgo de una desmentida, por aquellos días en los que todavía Di Leo era jefa del PAMI y Carnevale jefe regional, los ediles de LLA llevaron datos a quienes consideraban sus superiores dentro del esquema político. Hubo “temblores” pero la onda expansiva también se los llevó puestos.
En aquellos días en que se despedía del PAMI, cuando incluso Sebastián Pareja había nombrado un nuevo armador en la Primera Sección Electoral, Di Leo dijo al respecto, “un tipo que de entrada el día que lo conozco en una cena, en vez de presentarse y conversar bien, me ataca diciendo sin mediar diálogo y con actitud más que prepotente, que iba a venir a romper Mercedes, y lo iba a organizar a su manera…”.
Di Leo decidió enfrentar a Ramón Vera y tenía en claro que su cabeza iba a rodar. Lo admitió públicamente y sostuvo, “en mi ciudad, que no es el conurbano, no se aceptan esas prácticas que rayan lo mafioso…”. Agregó que se involucró en política “para desterrar dentro de mis posibilidades a esta clase de gente oscura y oportunista que se mete en los partidos para sacar provecho personal”.
Con más claridad aún, decía la concejal por esos tiempos, “ni en pedo tranzo con quienes entran a LLA a sacar rédito personal por un cargo. Tranzar con oportunistas por obtener una supuesta cuotita de poder, es a mi juicio, deleznable… Tengo la satisfacción de que me haya echado la parte nefasta de la política, no por toda LLA. Por mantenerme dentro de mis principios, sin tranzar con un tipo de dudosa moral”.
El mundo siguió girando. En PAMI se produjo un nuevo nombramiento, tanto de jefe regional como de jefe de agencia. Los concejales que fueron electos quedaron a un lado para mirar estas elecciones bien de afuera. Pero dejaron señales que no todo era tan limpio como se veía. Pasaron alrededor de seis meses y nunca nadie desdijo a Di Leo ni mucho menos explicó los extraños movimientos que hubo en la regional del PAMI.