El intendente Ustarroz, acompañado por funcionarios, clubes, artistas y productores, presentó el balance de la 50ª edición de la Fiesta Nacional del Salame Quintero, confirmando ingresos sin precedentes para la comunidad y destacando la «organización impecable» que atrajo a una masiva afluencia de turistas nuevos.
La 50ª Fiesta Nacional del Salame Quintero no solo se consolidó como la más grande de la provincia y de la historia de la ciudad, sino que también demostró ser un motor económico y social inigualable. En una conferencia de prensa liderada por el intendente Juani Ustarroz, se anunciaron cifras que ratifican el valor de estos encuentros populares. El impacto económico total para la comunidad mercedina alcanzó un récord histórico de $ 370.000.000 de pesos, según indicaron.
El balance, calificado como «altamente positivo» por David Valerga, secretario de Economía y Hacienda, reveló que se vendieron más de 26.000 entradas. Este movimiento económico proviene de ventas, alquileres, hospedajes y consumo en general, promoviendo una ola de consumo positiva para la ciudad. Valerga también aseguró que la fiesta es superavitaria y se puede autofinanciar.
El factor turístico fue determinante en el éxito. Francisco Dinova, director de Turismo, mencionó que el balance realizado en conjunto con encuestas demostró resultados muy positivos. De los visitantes de otras ciudades, un impresionante 73 % asistió a la fiesta por primera vez. La principal motivación (57 %) fue la búsqueda del salame y productos regionales, y los asistentes mostraron un amplio nivel de satisfacción con la organización y los accesos.
La voz de los protagonistas: excelencia en organización y ventas
La «impecable organización» fue un punto clave destacado por los participantes. Los productores de salame calificaron la fiesta de «excelente» con «muy buenas ventas y generación de trabajo». Ezequiel Manzano destacó la organización «muy prolija» y el «nivel de evento excelente».
Los artesanos también celebraron. Ana Sosa comentó que fue una «fiesta para celebrarlo», donde la gente estaba «súper contenta» y destacando el orgullo de ser mercedino y feliz de pertenecer a algo tan tradicional. Manuel Bulla, quien vivió su décima fiesta, resaltó la progresión anual y cómo la distribución planificada permitió a la gente «caminar, andar, disfrutar muchísimo más». Matías Durand, delegado de los food trucks, coincidió en que la mayor movilidad en el parque ayudó a las ventas y al buen humor en general. Por su parte, Arturo Puga, representante de los cerveceros, señaló que estos eventos «sirven y mucho para acomodarnos, para generar trabajo y ventas» en tiempos difíciles.
Beneficio directo a la comunidad y la cultura
El evento contó con 319 expositores – incluyendo salameros, artesanos, gastronómicos y cerveceros -, generando trabajo local. Además, hubo 50 expresiones artísticas en tres escenarios, exponiendo el talento mercedino.
Las ganancias no solo impulsaron la economía local, sino que también beneficiaron directamente a las instituciones. Clubes como Quilmes, Palometas y Defensores participaron, y lo recaudado ya está siendo invertido en obras. Fernando Moner, del Club Quilmes, catalogó esta edición como «récord» y resaltó la mejora en la organización y el lindo trabajo junto a otros clubes. Elina Cadenazzo, de Palometas, destacó que el ingreso es «muy importante» y que ya lo invirtieron en vestuarios y veredas, valorando el trabajo conjunto con el Municipio y otros clubes en términos sociales.
En el ámbito cultural, el Patio de Peña fue un punto exitoso. Axel Bartolomeo, de Cultura, indicó que es un punto clave para los artistas locales, quienes hacen un gran sacrificio ensayando. También se realizó la apertura de «Mercedes Danza,» mostrando al turismo que la ciudad es «tierra de bailarines».
El intendente Ustarroz enfatizó que el éxito es resultado de un esfuerzo colectivo. Subrayó que, si bien la Fiesta del Salame es la más grande, cada celebración es una oportunidad de trabajo. «En este contexto difícil la fiesta ayuda y mucho, a las familias, al comercio». Destacó que el espíritu de equipo y unidad se contagia, creando un clima positivo donde los asistentes disfrutan la sonrisa en la cantina y el talento del artista.
Con la promesa de que «el espíritu es seguir trabajando» y seguir superando las dificultades colectivamente, Ustarroz completó el balance con optimismo: «Vamos de récord en récord y queremos que el año que viene sea mejor».