Por más generalización que se realicen, los jóvenes siempre tienen tendencia en su mayoría por cambiar las cosas. Tal vez por esa simple rebeldía que tiene la etapa de la juventud. Y cambiar es hacer algo diferente, algo que haga sentir bien a otro y que te haga sentir bien a vos mismo.

Así lo entendieron desde un grupo de jóvenes de la ciudad de Mercedes, que prontamente tendrán repercusión nacional. Ellos fueron capaces de sostener una idea clara. Esa idea era sumar otro valor al solidario, el de la palabra empeñada: “si nos comprometemos, lo vamos a cumplir”, se dijeron entre sí.

Ese compromiso tenía que ver con cumplir la promesa relacionada con una intención de alumnos de una escuela de la provincia de Tucumán. No eran tan ambiciosas las intenciones de los pibes tucumanos. Como otros tantos egresados de las escuelas argentinas, pretendían un acto de colación al que pudieran asistir con camisa, saco y zapatos. Lo que cotidianamente nos puede parecer algo natural, en otros rincones de nuestro país no lo es.

Así empezaron a buscar el modo de hacerlo, pero no sabemos porqué, se encontraron con algunos impedimentos que ojalá en algún momento no solo se pueda explicar sino también dejar en claro. “Nada los detuvo, ni las trabas ni la distancia, porque creen que la verdadera solidaridad no depende de una institución, sino de las ganas genuinas de ayudar”, expresó alguien cercano al proyecto.

“Donamos trajes, camisas y zapatos, pero lo más importante fue compartir un pedacito de nuestro corazón con quienes también están por cumplir un sueño”, expresó Felipe, uno de los integrantes del grupo.

“Más allá de cualquier obstáculo, estos alumnos demostraron que la solidaridad auténtica nace del corazón y se multiplica a través de acciones concretas. En tiempos donde la empatía a veces escasea, su ejemplo deja en claro que la educación más valiosa es la que enseña a ponerse en el lugar del otro”, destacaron personas vinculadas a la iniciativa.

Es que estos jóvenes a comienzos del año, se propusieron acompañar a esa escuela de Tucumán conocida como “la de Los Sosa” en la localidad de Monteros. El objetivo era simplemente brindar apoyo material y humano. Ese compromiso incluía la entrega de indumentaria para la fiesta de egresados y materiales para techar dos aulas del establecimiento.

“Nos comprometimos a apoyar a estos chicos y lo vamos a cumplir. Creemos que este es el gesto de amor al prójimo que necesitamos en estos tiempos. El amor es más fuerte que cualquier obstáculo”, afirmaron los jóvenes.

Los materiales y la indumentaria partieron en un transporte que también cargó los sueños de ida y las satisfacciones de vuelta. La misión se había cumplido y puede que quienes hayan tenido alguna posición institucional contraria a este propósito, sin advertirlo, no estaban haciendo más que consolidar el objetivo. Porque en la gratísima rebeldía de la juventud, el No, lejos de convertirse en un muro se transforma en un puente.