El emprendedor local se hizo acreedor de 15 millones de pesos para ejecutar su innovadora propuesta, la cual utiliza micelio y residuos agroindustriales para desarrollar un biomaterial compostable que busca transformar la industria del packaging en Argentina.

La ciudad de Mercedes celebró un importante triunfo en el ámbito de la innovación nacional luego de que el proyecto “NG Bio”, liderado por Federico Horn, fuera seleccionado como el ganador absoluto de la novena edición del Premio Arcor a la Innovación. Este galardón, que suma dieciséis años de trayectoria, es impulsado conjuntamente por Grupo Arcor, Fundación Arcor y la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

El talento mercedino de Federico Horn fue reconocido con la asignación de $ 15.000.000 destinados a la ejecución de su propuesta. La iniciativa “NG Bio” se centra en el cultivo de micelio utilizando residuos agroindustriales para la creación de un biomaterial compostable o biodegradable. El objetivo principal de este desarrollo es sustituir el poliestireno, conocido comercialmente como Telgopor, en la manufactura de packaging para diversas industrias.

El proyecto de Horn promueve activamente un modelo de economía circular, transformando los desechos del sector agroindustrial en insumos valiosos para nuevas cadenas productivas.

Éxito federal con impacto social

La novena edición del Premio Arcor, cuyo acto de premiación se realizó en Buenos Aires el 22 de septiembre, convocó a emprendedores, investigadores y PyMEs de todo el país a presentar propuestas disruptivas. En esta convocatoria se recibieron más de 300 postulaciones, que compitieron por impulsar la competitividad y generar impacto social positivo en las áreas de alimentación, agro y packaging.

Los organizadores destacaron que el premio busca fortalecer la articulación entre el ámbito científico y el productivo, distinguiendo los proyectos más disruptivos. Los participantes, incluyendo a Horn, recibieron capacitaciones y mentorías para fortalecer sus emprendimientos.

Durante el evento, se hicieron presentes importantes figuras institucionales, incluyendo a Darío Genua, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación, y Andrea Pagani, directora de Grupo Arcor.

El secretario Genua felicitó a los ganadores y resaltó el rol de estos desarrollos: “La innovación es el puente entre un laboratorio y un producto que mejora la vida de toda la sociedad”. En sintonía con este mensaje, Andrea Pagani, directora de Grupo Arcor, afirmó que “la innovación es el motor para el crecimiento sostenible de la industria alimenticia” y que el premio permite identificar y apoyar ideas transformadoras.

Junto al proyecto mercedino, se otorgó la Mención Especial de Fundación Arcor, dotada de $ 7.000.000, al proyecto “sala móvil para la elaboración de quesos artesanales en Payogasta”, presentado por María Fernanda López Morillo, destacando el compromiso con la inclusión y el desarrollo comunitario.

Fede Horn “Más que un premio, lo sentimos como una gran responsabilidad”

El ganador del Premio Arcor a la Innovación 2025, Federico Horn, detalló cómo su equipo transformó la escasez en una ventaja para crear biomateriales sostenibles que buscan reemplazar al Telgopor, operando bajo un modelo de economía circular y aprovechando el talento local.

El camino hacia la innovación comenzó de manera inesperada hace aproximadamente dos años, durante una conversación con una investigadora. Ella mencionó brevemente la posibilidad de generar materiales a partir de hongos. Horn confesó que, en aquel momento, la idea le parecía «imposible de imaginar» y que no le veía «ningún sentido», por lo que inicialmente la ignoró. Sin embargo, el concepto siguió «razonando», lo que lo motivó a investigar el proceso y compartir la idea con su equipo, a quienes también les «encantó».

El inicio del desarrollo fue «muy artesanal, generando probetas o los primeros productos», para luego pasar a una escala mayor trabajando con productores locales de Mercedes.

La principal fuerza motriz detrás del proyecto es la posibilidad de «sustituir materiales derivados del petróleo por alternativas sostenibles». El equipo está enfocado en utilizar residuos que actualmente «no tienen ningún uso», adaptándose a la realidad de cada zona.

Horn explicó que, si bien en Buenos Aires su principal materia prima es el residuo de aserrín de eucalipto, el proyecto tiene la capacidad de adaptarse a cualquier material local. Puso como ejemplos el uso de cáscara de maní en Córdoba o aserrín en Ushuaia. La meta es «dar valor a residuos que no tiene ningún tipo de valor» para crear algo que pueda reemplazar plásticos difíciles de reciclar, como el Telgopor.

Este desarrollo se enmarca en un modelo de economía circular y aprovecha la mano de obra local. El proceso requiere capacitación, lo que le otorga un «sentido» y una «historia a todo lo que hacemos». El concepto clave es la transformación creativa de materiales de desecho en un producto nuevo, con «mayor calidad y mayor valor económico».

Curiosamente, las limitaciones iniciales se convirtieron en su mayor aliado. Al comienzo, contaban con «muy pocos recursos», pero esta restricción «terminó siendo una ventaja». Esto los obligó a «conocer el proceso en profundidad, aprender mucho de los errores y entender bien de cerca cómo funciona, ¿no?, todo el proceso para generar estos biomateriales».

Al describir el momento en que ganaron el Premio Arcor, Horn relató que fue una mezcla de «sorpresa y orgullo». La incredulidad fue tal que, cuando anunciaron el triunfo, se miraban entre ellos preguntando: «Che, ¿escuchamos bien?».

El camino no fue sencillo, ya que el equipo compitió contra «más o menos 300 empresas». Horn incluso admitió que, cuando se anotaron en marzo, él «no tenía ningún tipo de fe» y pensaba que «no había chances». Superaron las instancias hasta llegar a la final, donde se presentaron contra seis empresas.

El emprendedor destacó que, al escuchar los otros proyectos e ideas, el nivel de talento en Argentina le «voló la cabeza». Para el equipo, haber obtenido este reconocimiento fue «increíble».

Ahora, unos días después de la victoria, el significado del premio ha evolucionado. Si bien tiene mucho valor, Horn y su equipo lo sienten «con una gran responsabilidad». El objetivo es «demostrar que confiaron en el equipo correcto y que podemos llevar esta idea mucho más lejos de lo que imaginamos».

Horn concluyó con un mensaje claro sobre la ambición de su proyecto y el orgullo regional: demostrar «todo el talento mercedino» y lo que puede surgir a partir de estas ideas. Sentenció: «Esto es apenas el comienzo».