Tras meses de inactividad, el Consejo Directivo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) retomó sus sesiones y puso en agenda el polémico «Nuevo plan de retiro voluntario», junto con el proceso de análisis de tierras asignadas. En Mercedes, donde la agencia cuenta con solo seis profesionales, la comunidad productiva y las autoridades locales observan con preocupación la reanudación de una estrategia de ajuste que podría impactar directamente en el funcionamiento de una oficina clave, que además se asegura «sostenible».
El pasado 12 de noviembre de 2025, el Consejo Directivo del INTA llevó a cabo una sesión extraordinaria que marcó la reactivación de las actividades del principal órgano de conducción del organismo. Aunque fuentes de Agricultura señalaron que el encuentro tenía «fines informativos», lo cierto es que la reunión excedió las formalidades, trayendo a colación propuestas que se habían frenado previamente.
Uno de los puntos centrales del breve listado de ejes tratados fue la inclusión del «Nuevo plan de retiro voluntario» (punto 5), así como el «Proceso de análisis de tierras asignadas al INTA» (punto 6). Estos aspectos administrativos destacan porque indican que el proyecto original de ajuste que tenía el gobierno sobre el INTA no fue «del todo archivado». El reinicio de estos temas ocurre luego de que los planes de transformación del gobierno fueran frustrados por el Congreso a finales de agosto.
Ahora, con un Consejo Directivo que se espera sea más afín al oficialismo, existe la posibilidad de que estas iniciativas, incluyendo el plan de desvinculaciones, obtengan luz verde para avanzar.
Mientras a nivel central se discuten ajustes y posibles desprendimientos de bienes, en Mercedes existe una estructura operativa acotada y fundamental para la región. La agencia local del INTA cuenta con seis profesionales en total, todos ellos en relación de dependencia.
La reaparición del plan de retiros voluntarios genera una fuerte inquietud local. Si bien la dotación de la agencia es mínima, su trabajo es amplio, cubriendo las localidades de Mercedes, Suipacha y Navarro.
Una fuente local de la agencia enfatizó que la oficina ha demostrado ser «sostenible» y que siempre buscan «generar recursos» para su funcionamiento. Para lograr esta operatividad, la agencia ha establecido convenios fundamentales con actores clave de la comunidad agropecuaria y la gestión pública, incluyendo acuerdos firmados con la Municipalidad de Mercedes, la Sociedad Rural y diversos productores locales.
La preocupación se centra en cómo la implementación de un nuevo esquema de ajuste, enfocado en el «retiro voluntario», podría afectar la capacidad de la agencia para mantener sus servicios y convenios, considerando que la pérdida de cualquiera de sus seis profesionales representaría un impacto negativo en la capacidad operativa de la zona. La reactivación de este debate, meses después de que el plan original fuera bloqueado, pone en alerta a la comunidad mercedina sobre el futuro inmediato del INTA en la región.
Recortes
Ya hace varios meses, las agencias del INTA se quedaron sin poder darle continuidad a dos importantes programas, los cuales tenían una muy buena recepción por parte de las comunidades. Uno de ellos, el denominado Plano ProHuerta, que sirvió para que muchos vecinos accedieran a semillas de distintas especies y así potenciar espacios familiares.
El otro: Cambio Rural. Una iniciativa de extensión rural y periurbana que se implementaba conjuntamente entre la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Su objetivo era la de promover el desarrollo productivo a través de la conformación de grupos de productores que reciben asistencia técnica, capacitación y un aporte económico del Estado para el pago de un promotor asesor, facilitando su acceso a políticas públicas y herramientas de innovación.








