Por Mario Viñales*
Hace unos días vi un reportaje en el cual un periodista le pregunta al Sr. Rattazzi (empresario ítalo-argentino y presidente de Fiat Auto Argentina) si estaba de acuerdo con la reforma laboral que pretende instalar el gobierno actual. En su contestación, que podría haber sido “sí” o “no”, o que es necesaria, o cualquier respuesta vinculada a la pregunta, fue más allá y comenzó a hacer juicios de valor respecto de nuestro país – que hace 110 años no “pega una” -, de sus habitantes y de los gobiernos que no comparten su idea. Concretamente, dice que hace falta que haya facilidades para la rotación de los trabajadores, que es importante cambiar un modelo que no ayuda a los empresarios y remata con una aseveración según la cual quienes viven en el cordón del conurbano de la Capital, es decir, en el interior del país, solo saben de narcotráfico, robo o un plan, y que a partir de hacer bien las cosas en estos dos años deberán trabajar.
Me pongo en el lugar de todos esos argentinos que viven en la zona mencionada por este señor, y lo extiendo a todos, porque en realidad eso es lo que manifiesta: si vivís en Capital sos una persona de bien, y si no tenés la suerte de vivir donde el ingreso per cápita es el más alto del país, entonces sos narco, ladrón o tenés un plan. Qué manera caprichosa de ver la realidad: ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Lo extraño es que este señor, desde el año 1970 y hasta 2021, estuvo al frente de la automotriz, y parece que mal no le fue, a él como a otros tantos empresarios, con las leyes que hoy pretenden cambiar, con los convenios vigentes, con los derechos conquistados y con una Justicia laboral que para nada es una industria del juicio. Crecieron PyMEs, startups, medianos y grandes conglomerados económicos; el campo, la industria; regresaron científicos reconocidos a nivel internacional; un sistema de salud pública de calidad; el CONICET y el INTA desarrollando nuevas tecnologías. La verdad, no se entienden esas apreciaciones tan parciales, malintencionadas y con muy mala leche para confundir: a río revuelto, ganancia de pescadores.
El problema no son las leyes, no son los trabajadores. Les molesta que haya trabajadores con derechos reales, capacitados en la escuela y la universidad públicas, y también por sus organizaciones gremiales, que les ofrecen no solo equiparar su capacidad de negociación, sino también capacitación, turismo, becas, préstamos, casas de estudiantes, obra social. Entonces, el verdadero problema es la idea de precarizar la economía y que Argentina retroceda a fines del siglo XVIII y principios del XIX.
No, no van a tener esa suerte de transformar a nuestro país en un proveedor de materia prima sin valor agregado. Todo lo contrario: tenemos una mano de obra de primer nivel y podemos mejorarla si aumentamos el presupuesto para las escuelas técnicas. Lamentablemente, los comentarios de este señor son nefastos, como los del secretario del Tesoro de EE. UU., que viene con su comitiva y da órdenes de cómo, cuándo y porqué. Y lo que es peor: las últimas declaraciones del presidente Trump, en las cuales dice que las elecciones Milei las tenía perdidas y que con su ayuda tuvo una victoria aplastante.
Cualquiera de estos personajes debe ser fustigado y repudiados sus dichos. No podemos permitir que nuestra capacidad de autodeterminación, soberanía e independencia sea malversada y, lo que es peor, naturalizada. Seguro que, si se les pregunta o se les repregunta el porqué de sus dichos, dirán que es una opinión: la mejor manera de “salvar las papas”. Ahora bien, Platón decía que una opinión era el punto medio entre la ignorancia y el conocimiento. Yo me pregunto: estos tres opinadores, ¿de qué están más cerca?, ¿del conocimiento o de la ignorancia? Particularmente, pienso que estas cosas no pueden pasar sin pena ni gloria. No hay que naturalizar más nada de lo dicho o hecho por estos señores, ni de nadie que solo privilegie sus intereses, sea quien sea.
Por último, desde diciembre de 2023 a la fecha quedaron sin trabajo más de 200.000 personas. ¿Pudieron o no concretar lo que querían? Hubo rotación. Imagínense si logran su objetivo. Espero que no, y que esto sea una interpelación para todos, dirigentes o no, trabajadores en blanco o en negro, todo ciudadano que pretende dejar para nuestros hijos y nietos un país mejor que el que encontramos.
(*) Dirigente sindical de Luz y Fuerza, exsecretario general de la CGT Regional Mercedes








