En la mañana del 9 de julio, en conmemoración del 209° aniversario del Día de la Independencia de nuestro país y recordando aquel 9 de julio de 1816, el arzobispo metropolitano de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig presidió la solemne celebración del Te Deum en la Catedral Basílica de Nuestra Señora de las Mercedes.

Durante la homilía, el prelado reflexionó sobre independencia que nuestros próceres firmaron en el “Acta de 1816”, “toda independencia es una promesa, porque esa noción expresa un futuro cargado de novedad, de libertad, de vida, de justicia. La independencia de nuestra Patria, desde sus comienzos, es una promesa colmada de un hermoso porvenir para todo un pueblo, no para algunos, para todos”.

El arzobispo consideró que hablar de independencia, es entusiasmarnos de manera apasionada por la construcción de una patria de hermanos, “sin excluidos. Es pensar en una mesa a la que estamos invitados para alimentarnos y celebrar la vida todos, sin que nadie quede afuera”.

Agregó que la independencia como promesa, es un sueño en el que aparecen las personas, las familias y el pueblo como los principales protagonistas y destinatarios de todos los bienes. “No es así en el mundo financiero, donde no hay personas, ni pueblo, solo existe la especulación, con la ley del más fuerte y el caiga quien caiga. En el dios Mercado siempre habrá dependencia, sino fuese así, no existiría. El Mercado esclaviza y deja a muchos afuera de la mesa de la vida”.

“La independencia se hace con un sentido enorme de responsabilidad, mejor dicho, de corresponsabilidad. Imposible ser independientes si no nos hacemos cargo de lo propio y de lo de todos. Y aquí los invito a no perder la sensibilidad. No existe ninguna posibilidad de ser independientes desde la dureza del corazón. Necesitamos vernos, reconocernos, valorarnos. Cada persona es valiosa en lo que hace, y eso nos hace bien a todos y lo que hacemos todos juntos le hace bien a cada persona”, destacó el titular de la Arquidiócesis.

Entre sus reflexiones sostuvo, “si no hago mía a la patria, si no la hacemos nuestra, jamás seremos libres, otros se adueñarán de lo que es realmente nuestro. Y hacer mía a la patria comienza cuando siento en mi corazón que lo que les pasa a los otros me pasa también a mí. Que cuando tiran de un auto una botella a la calle, ensucian mi casa; que cuando venden droga en la esquina del colegio, matan a mi colegio y a mis compañeros; que cuando se maltrata a los ancianos, maltratan a mis abuelos; que cuando se matan los sueños, matan el futuro de mi pueblo”.

Finalmente, y en un mensaje dirigido a los jóvenes, Scheinig habló de las redes sociales y el odio, “el odio generalizado nos está enfrentando de una manera brutal, la esperanza es el anticuerpo para el odio y la violencia, es como una medicina que devuelve las ganas de vivir con un profundo sentido del amor y que nos hace perseverar en la solidaridad… Hay síntomas de una sociedad enferma a la que debemos sanar y sanarla en sus causas y por eso, a pesar de mis muchos años, me sigue entusiasmando construir una Nación independiente”, concluyó.