Lo aseguró durante una entrevista radial uno de los directores asociados del Dubarry. Admitió que en los últimos meses los accidentes crecieron y detalló cómo se prepara el servicio sanitario y los gastos que ello implica. “Entre las 6 y las 7 de la tarde las ambulancias desfilan por la Guardia”, afirmó.
El Director Asociado del Hospital Dubarry, Guido Antonelli, deja un dato estadístico revelador: hay 12 accidentes por día en la vía pública. Es el promedio que surge de la demanda que tiene el centro de salud en cada jornada. Su afirmación surge en una entrevista que concede a UD Play- FM Santa María, a raíz del choque de dos motos en 29 y 48, que terminó lamentablemente con una víctima fatal. Sin tener parámetros de otros distritos, sí algunos datos provinciales, el número parece alto. Pero esta situación no solo se traduce en lesionados o fallecimientos, sino también en disponer recursos para atender estas problemáticas, en tiempos donde los mismos deben ser cuidados. La pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo lograr reducir estos índices de siniestralidad? Cuando hablamos de los recursos, se debe tener en cuenta que en cada accidente se pone en marcha un operativo sanitario que tiene un altísimo costo, especialmente cuando hay pacientes que revisten gravedad y deben pasar por quirófanos para ser atendidos en el servicio de Neurocirugía. De su relato en la entrevista radial, se puede deducir el camino del accidentado y los pasos o respuestas, que el sistema de salud debe dar. Móviles de emergencia asistiendo al lugar del siniestro, personal profesional (médicos y enfermeras) para brindar atención, camilleros, insumos, estudios, y en aquellos casos que lo requieren, internación, terapia intensiva e intervenciones quirúrgicas. Una enorme cantidad de recursos que se multiplican por cada accidentado, que insistimos, no todos tienen la misma gravedad. Antonelli destaca esa respuesta del sistema, de gestión en salud, que brinda la Dirección General de Hospitales y la Provincia a través del Ministerio de Salud, “debemos agradecer la existencia estos servicios”, señala como gesto de ponderación al sistema público. Luego describe el escenario estadístico en el que observa un incremento de los casos y remarca que el uso del casco para los motociclistas, es casi un seguro de vida. “Hemos tenido aumento de accidentes en los últimos meses, muchos conductores sin casco, es tremendo el impacto que genera la no utilización del casco en la sobrevida del paciente”. De inmediato afirma que hay doce incidentes de estas características, y en casi todos ellos un motovehiculo es protagonista. “La mayoría son leves, pero son 12 accidentes en vía pública. Ocurren entre las 6 y 7 de la tarde, en ese horario las ambulancias en la Guardia empiezan a desfilar. Pero también a primera hora de la mañana donde la gente va a trabajar y hay mayor movimiento, también sucede en época de clases en el horario del recambio escolar”, señala. Antonelli expresa su preocupación por la poca conciencia que hay con la utilización del casco y reflexiona, “creo que primero está la conciencia… es fácil poner la responsabilidad en otro, decir porque no controlan no me lo pongo. Cuando te subís a la moto debes tener el casco puesto, es cierto que a un mayor control hay una mejor respuesta. Pero la Municipalidad no tiene 10 mil agentes de tránsito controlando si la gente tiene el casco o no. El recurso humano es limitado, por eso apelamos a la conciencia”, destaca.
Costos
Desde el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, existen distintos tipos de estudios, metodologías y enfoques que permiten mensurar las consecuencias de la problemática de la siniestralidad vial y brindar un panorama acerca de los costos económicos y los impactos sobre la calidad de vida de las personas que han padecido lesiones de tránsito. Uno de ellos son los estudios sobre los costos sociales de la siniestralidad vial, los cuales permiten estimar el impacto económico de la problemática. Para su cálculo se consideran al menos cinco grandes categorías de costos: los costos médicos; costos por pérdida de productividad; costos humanos; daños a la propiedad; y costos administrativos. “No obstante, realizar una estimación de costos de la siniestralidad vial no es una operación sencilla dado que se requiere de tener disponibilidad y accesibilidad a diversas fuentes de información. Esto se debe a que la estimación de cada componente de costos precisa de una gran cantidad de datos que no solo se relacionan con el número de víctimas fallecidas y heridas (graves o leves), sino que implica también la recolección de información de otros sectores como salud, servicios de emergencia, Policía y brigadas de incendio, seguros, mercado de trabajo, legales, entre otros”, señala la ANSV. Con el propósito de calcular en el país la magnitud de los siniestros viales en términos de costos sociales, el Observatorio de Seguridad Vial de la ANSV ha desarrollado una metodología de estimación basada en las recomendaciones y experiencias previas a nivel local e internacional. A partir de ella y de los datos disponibles se realizó un estudio que presentó una primera aplicación del instrumento, tomando como referencia el nivel nacional. En éste se concluyó que para el año 2017 la siniestralidad vial en la Argentina implicó una carga económica que representó el 1,7% del Producto Bruto Interno del país para ese año. Asimismo, el estudio mostró que dentro de los distintos componentes del costo total, el de mayor relevancia es el humano con el 90%, seguido por el de pérdida de productividad con el 9%. A raíz del lugar ocupado por los costos asociados a la pérdida de productividad se puede observar la relevancia del impacto de la siniestralidad vial dentro de los grupos de población más joven, el segmento etario que se encuentra en sus años de mayor productividad. Otro ejemplo de abordaje de los costos de la inseguridad vial es una investigación, que estimó los costos de hospitalización por lesiones asociadas al tránsito en el Hospital Ángel C. Padilla de la provincia de Tucumán durante el primer semestre del año 2017. A partir de la caracterización de los pacientes hospitalizados por lesiones de tránsito, el resultado fue que el costo directo global promedio por paciente ascendió a más de dos mil dólares, considerando los servicios de internación, estudios complementarios y cirugías con o sin requerimiento de prótesis e implantes. Otros datos que se desprendieron del estudio fueron que un 38% de los pacientes hospitalizados recibió algún procedimiento quirúrgico y más de la mitad de estos requirió de alguna prótesis o implante, con un costo total de las intervenciones quirúrgicas. Por otra parte, en una jornada organizada por la Red Académica de Seguridad Vial de la ANSV en noviembre de 2020, cuyo tema central fueron los costos e impactos de los siniestros viales desde una perspectiva holística, el Ministerio de Salud de la Nación presentó una metodología para el cálculo de los costos sanitarios de los siniestros de tránsito en Argentina. En ese caso, el resultado estimado de los costos totales de la atención de los lesionados por el tránsito en el sistema de salud representó el 7% del total del presupuesto del Ministerio de Salud de la Nación. “Disponer de la estimación de los costos de la siniestralidad vial puede contribuir en la medida en que permite resaltar los beneficios económicos en los que redunda el diseño y la implementación de políticas públicas de prevención sostenidas en el tiempo, en un contexto donde la problemática compite con otras en cuanto a la asignación de los recursos”, concluye el análisis de la agencia.
En moto y en las calles: los números preocupantes de las estadísticas provinciales
En territorio provincial existen algunas estadísticas generales donde se analizan diferentes variables en relación a los accidentes de tránsito y hasta mapas de calor sobre la distribución geográfica de los mismos. En uno de los cuadros que muestra el referido informe, se detallan los fallecidos en incidentes de tránsito por vehículo de la víctima y sexo, “Los ocupantes de motocicletas son los que presentan frecuencias más elevadas de fallecidos, el 43%; seguido de automóvil, 28%; peatones y en tanto que las víctimas fatales en incidentes en camioneta, bicicleta, camión y colectivo presentan frecuencias considerablemente más bajas”, destaca en sus conclusiones. Por su parte, a la hora de analizar la distribución de los fallecidos por vehículo de la víctima de manera separada para varones y mujeres se observan diferencias notorias que podrían obedecer a los diferenciales de exposición al riesgo entre ambos sexos. En consistencia con lo anterior, además de la mayor proporción de varones respecto a la de mujeres que fallecen en siniestros viales (en general), es notoria la mayor magnitud (absoluta y relativa) de los varones que fallecen en siniestros con motocicletas. Los ocupantes de motocicletas varones presentan la más elevada participación 38,6% y las ocupantes mujeres participan en un 4,4%. Las fuentes que se tuvieron en cuenta para la elaboración de este trabajo son: Egresos hospitalarios, Sistema de Estadísticas Hospitalarias, DIS, Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, Base de Egresos hospitalarios por causa y base defunciones generales por causa, Dirección de Planificación y Policiamiento Predictivo, Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y el Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires. En otro cuadro se muestra el número de fallecidos en incidentes viales según el vehículo en el que viajaba la víctima y desagregado por el tipo de vía donde se produjo el evento. La distribución del número de fallecidos por tipo de vía de ocurrencia del evento muestra una mayor proporción en calles (689 casos) y rutas (431 casos) que en autopistas/autovías (93 casos). De este análisis es posible observar que entre los que viajan en moto, la mayor cantidad de víctimas fatales se producen en los incidentes en calles (con casi el 70% de los casos totales de víctimas fatales en motos).