Todos los años, el 11 de diciembre, se celebra el Día nacional del Tango en homenaje al Gran Carlos Gardel y al extraordinario músico Julio Decaro. La fecha es una oportunidad para pensar “las cosas de tango».

A mí me gusta el tango en la complejidad de sus letras, ritmos, expresiones y tradiciones. En cada elemento que lo compone. Sin embargo, como los lectores sabrán, lo mío es la cocina, así que decidí buscar la otra cara del tango.

Siempre supe sobre los instrumentos que utiliza y me fascina el bandoneón, el violín, la guitarra, el piano y sus historias, ya que algunos llegaron de otras tierras.

En la búsqueda, encontré penas de distancias, penas de amor, traiciones de amores, maltrato a la mujer por serlo y hombres que las amaban hasta matarlas o despreciarlas, amores verdaderos, timba de la fuerte, caballos y burros con sus apasionados por las carreras, mucho alcohol y vidas disipadas. Las flores, las mariposas, el barrio, las naranjas en flor, las mascaritas de carnaval. Mucha hombría y mucha pobreza, alegrías por triunfos de deportes, bailes maravillosos, dancing y clubes de barrio donde las familias lo disfrutaban y miraban que hacia su pebeta. Alegrías y tristezas.

A este país maravilloso que tenemos llegaron hombres y mujeres de lugares lejanos trayendo su música, su cultura, su comida y tradiciones. Se desparramaron por todos los rincones y agregaron color a nuestras músicas.

Se preguntarán ¿y ahora qué?

Comencé buscando letras de tango que hablaran de la comida, de quienes como nosotros se juntaran a tomar un café, a comer unas pastas de la “nona”, un puchero del “gallego”, unas empanadas de “mamma” o un gran asado entre hombres o en familia donde la vida, la política, la música pasa en esas mesas.

Pero en el tango… ¡Qué poquito pasa!

Sigo revisando libros de letras de tango y sus historias, pero apareció muy poco. Pocas canciones que hablaran sobre la comida o incluso que la mencionaran. Aparecía únicamente el pan como protagonista de la pobreza. Estaba también el famoso «Pucherito de gallina», pero la mención era solo en el nombre, igual que en «El choclo».

Veamos algunas letras de tango que surgieron en la búsqueda

PUCHERITO DE GALLINA

Este tango tiene letra y música de Roberto Medina, quien nació el 14 de octubre de 1923 en Lanús, provincia de Buenos Aires. Empezó su carrera en la orquesta de Elvino Vardaro, también tuvo una pequeña participación junto a Astor Piazzolla. Pero su gran éxito es el tango «Pucherito de Gallina» que fue grabado por Edmundo Rivero.

Fragmento

y entre otras cosas, me daba por cantar.

Cabaret… «Tropezón»…,

era la eterna rutina.

Pucherito de gallina, con viejo vino carlón.

Cabaret… metejón…

un amor en cada esquina;

unos esperan la mina

pa’ tomar el chocolate;

otras facturas con mate

o el raje para el convoy.

PAN

Tango de 1932

Celedonio Flores y Eduardo Pereyra – Carlos Gardel

Él sabe que tiene para largo rato

La sentencia, en fija, lo va a hacer sonar

Así, entre cabrero, sumiso y amargo

La luz de la aurora lo va a visitar

Quisiera que alguno pudiera escucharlo

En esa elocuencia que las penas dan

Y ver si es humano querer condenarlo

Por haber robado un cacho de pan

Sus hijos no lloran por llorar

Ni piden masitas

Ni chiches, ni dulces, señor

Sus hijos se mueren de frío

Y lloran hambrientos de pan

La abuela se queja de dolor

Doliente reproche que ofende a su hombría

También su mujer, escuálida y flaca, en una mirada

Toda la tragedia le ha dado a entender

¿Trabajar? ¿Adónde? ¿Extender la mano?

¿Pidiendo al que pasa, limosna, por qué?

Recibir la afrenta de un «perdone, hermano»

Él, que es fuerte y tiene valor y altivez

Se durmieron todos, cachó la barreta

Si Jesús no ayuda, que ayude Satán

Un vidrio, unos gritos, carreras, auxilio

Un hombre que llora y un cacho de pan

TRISTEZAS DE LA CALLE CORRIENTES

Canción de Miguel Caló

Compositores: Homero Aldo Expósito / Domingo S Federico

Fragmento

Calle como valle de monedas para el pan

Río sin desvío, donde sufre la ciudad

¡Qué triste palidez tienen tus luces!

Tus letreros sueñan cruces, tus afiches, carcajadas de cartón

Risa que precisa la confianza del alcohol

Llantos hechos cantos pa´ vendernos un amor

Mercado de las tristes alegrías

Cambalache de caricias donde cuelgan la ilusión

ACQUAFORTE

Historia de su creación

Cuenta el cantor y letrista Juan Carlos Marambio Catán, acerca del origen de ese precioso tango que compuso sobre música de Horacio Pettorossi, titulado “Acquaforte”, que la letra le surgió en Milán, al regresar de haber actuado en El Cairo.

«Tuvimos bastantes dificultades para la publicación de esta obra —prosigue el autor—. En la censura la rechazaron porque era una canción anarquista (…) pero un cura tangómano amigo de Pettorossi se ocupó de gestionar su aprobación (…), nos impusieron la condición de que el título debía llevar la aclaración: Tango argentino, porque decían que lo que se describía en esa letra no ocurría en Italia».

Gracias al mismo Marambio Catán sabemos que la letra fue prontamente traducida al italiano y estrenada por el cantante de moda en aquel momento, Gino Franzi. También llevó, por esos días, un texto en francés. La letra original, entretanto, fue grabada aquí por Agustín Magaldi, en 1932, y por Carlos Gardel, en 1933.

Finaliza Marambio Catán diciendo que sus años por entonces «en realidad no eran muchos pese a aquello de “cuarenta años de vida me encadenan, / blanca la testa, viejo el corazón”». Cuarenta no son tantos y él tenía sólo treinta y seis.

Fragmento

un viejo verde que gasta su dinero

emborrachando a Lulú con el champán

hoy le negó el aumento a un pobre obrero

que le pidió un pedazo más de pan.

Y pienso en la vida:

las madres que sufren,

los hijos que vagan

sin techo ni pan,

vendiendo «La Prensa»,

ganando dos guitas…

¡Qué triste es todo esto!

¡Quisiera llorar!

EL CHOCLO

Y su curiosa adaptación en inglés. No se sabe con exactitud cuándo Ángel Villoldo pudo haber compuesto su internacionalmente célebre tango “El choclo”.

La obra fue estrenada en 1903, en el elegante restaurante “El Americano”, de la calle Cangallo 966 (hoy teniente General Perón) – la fecha figura en un programa del lugar -, por la orquesta de José Luis Roncallo, que debió camuflarlo como «danza criolla» por todo título, ya que al dueño del lugar no le gustaban los tangos. Aun así, circula la tradición de que fue compuesto en 1898. Es sin duda, después de “La cumparsita”, el tango más difundido.

¿Por qué “El choclo”? Irene Villoldo, hermana del compositor, se lo aclaró alguna vez al cantor Juan Carlos Marambio Catán. He aquí sus palabras: «“El choclo” era en realidad un personaje malevo y “fioca” que había sentado sus reales en las inmediaciones de Junín y Lavalle, a quien se le denominaba así por el color de sus cabellos.» La referencia es interesante porque desmiente aquella frase sobre el origen del título que Francisco García Jiménez puso fantasiosamente en labios del compositor: «Pa’ mi el choclo es lo más rico del puchero».

Cuando Villoldo escribió la primera letra del tango, se cuidó que el cafishio que le daba título no apareciera en ella: fecha de la primera versión 1912

Fragmento

De un grano nace la planta

que más tarde nos da el choclo

por eso de la garganta

dijo que estaba humilloso.

Y yo como no soy otro

más que un tanguero de fama

murmuro con alborozo

está muy de la banana.

Hay choclos que tienen

las espigas de oro

que son las que adoro

con tierna pasión,

cuando trabajando

llenito de abrojos

estoy con rastrojos

como humilde peón.

Años después, le acopló nuevos versos bajo el título “Cariño puro”. Sin embargo, ninguna de sus dos letras apareció en la partitura, que fue editada en 1905, lo que llevó a la mayoría de los historiadores a creer que ésa era la fecha de la obra.

En los años 30, el ya mencionado Marambio Catán le adaptó una letra más, que fue entonada por Ángel Vargas:

Con este tango que es burlón y compadrito

se ató dos alas la ambición de mi suburbio;

con este tango nació el tango, y como un grito

salió del sórdido barrial buscando el cielo;

conjuro extraño de un amor hecho cadencia

que abrió caminos sin más ley que la esperanza,

mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia

llorando en la inocencia de un ritmo juguetón.

Y me llamaban El Choclo, compañeros,

tallé en los entreveros

seguro y fajador.

Como verán la comida no ha sido una parte importante en las letras de tango.

¡Chan chan!

 Abuela Berta

Diciembre 2023

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